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Chicago tiene muy grandes historias para ilustrar el auténtico ‘sueño americano’. El espíritu emprendedor, la valentía y el entusiasmo de tantos inmigrantes latinos que han llegado a nuestra ciudad permitieron construir muchas increíbles historias de éxito.

Gracias al esfuerzo de dos hermanos mexicanos, que han dedicado su vida al trabajo y a ayudar a su comunidad, uno de los restaurantes que marcó la historia de Chicago del Siglo XX mantiene hoy sus puertas abiertas.

Aún en los tiempos más difíciles para la industria gastronómica, este lugar mantiene los puestos de trabajo y ofrece a las familias del sur de la ciudad una alternativa segura de pasar un buen momento alejado de las preocupaciones.

El Red Barrel, en Archer Avenue, está en los libros de historia de Chicago desde 1970.

En 2017, cuando ya llevaba algún tiempo cerrado, Luis y Carlos Vázquez, reconocidos contratistas de la construcción de nuestra comunidad, por casualidad, encontraron esta joya en el corazón de Archer Heights. Compraron el lugar, hicieron las reformas para conservar su estructura original y crearon un menú diferente y un ambiente familiar que ha disparado las ventas, aún en estos tiempos de delivery.

Luis y Carlos se sienten orgullos de ese exterior icónico y de haber conservado un lugar histórico, con el mismo nombre y concepto del restaurante que ha sido elogiado varias veces en la historia de Chicago.

Buenos muchachos

Pero lo más interesante, como siempre, no está en la estructura ni en nada material. Está en el corazón de estos inmigrantes, que late con una fuerza que los impulsa a hacer cosas diferentes.

En 1994 ambos hermanos llegaron a Chicago desde su San Julián natal, en Jalisco. Luis era lavaplatos y Carlos empezó como bartender. Como muchos inmigrantes estaban dispuestos a trabajar en lo que fuera para salir adelante. Cuatro años más tarde el cuñado de uno de ellos le consiguió a Luis un buen trabajo en la construcción, trabajando con un contratista texano cuyos padres eran originarios de Nuevo León.

En poco tiempo se hicieron contratistas independientes y fundaron una empresa llamada Toro Construction. Con mucho esfuerzo y trabajo aquella pequeña empresa se transformó en una de las compañías constructoras hispanas más importantes de Chicago. Gracias a eso pudieron invertir en otros negocios, como el Red Barrel.

Ayudemos a los que ayudan

En 2019, a casi dos años de su reapertura, Red Barrel atendió a 12,000 clientes, a los que ofrecen lo que ambos hermanos llaman ‘comida continental’ (“porque viene de todos los continentes: hay recetas originales de Italia, de Estados Unidos y, por supuesto, de su México tan querido.)

Ellos siguen dedicándose a la construcción y dejan la operación en manos de un buen equipo, encabezados por el chef Orlando, de Michoacán, y la siempre dinámica Guadalupe Padilla. Gracias a su experiencia y a la visión de negocio de los hermanos Vázquez, los clientes nunca abandonaron al restaurante.

Hoy, en medio de la pandemia, muchas familias regresan cada semana. ¿El secreto? Un buen sazón, un gran ambiente y la garantía de que el Red Barrel sigue todas las reglas de higiene exigidas por el estado y la Ciudad, lo que da mucha confianza a la clientela.

Hoy puedes comer, por la mitad del precio que vas a pagar en el centro de Chicago, unos sabrosos “aguachiles: (el plato preferido de los hermanos) y un espectacular steak.

Todos en el suroeste de Chicago que aprecian una comida cuya calidad esté por encima de la mayoría de los otros restaurantes, son clientes fieles de Red Barrel.

El gran espíritu emprendedor de los hermanos Vázquez y esos clientes que hoy visitan su patio decorado, son los que permiten también mantener el trabajo de casi 20 familias durante esta pandemia.

Pero más allá de la historia de trabajo de Luis y Carlos, esta historia de sueño americano merece seguir recibiendo apoyo.

Jaime di Paulo, Presidente y CEO de la Cámara de Comercio Hispana de Illinois (IHCC), visitó a los hermanos Vázquez en el Red Barrel esta semana como parte de su trabajo de promoción y apoyo a pequeños negocios locales. Ahora, más que nunca, es momento de ayudar a los que ayudan.

Consumiendo en los negocios de nuestra comunidad estás haciendo un aporte fundamental para seguir manteniendo vivos estos sueños tan bonitos y tan nuestros.

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