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La crisis económica derivada de la pandemia del Covid-19 no se ha comportado igual ni en todos las ciudades ni en todas las industrias. A algunos les ha ido mejor, a otros terriblemente mal.

Pero hay un denominador común: la pandemia está obligando a todas las empresas, de todos los tamaños, a acelerar su adopción de herramientas tecnológicas para poder adaptar su negocio a la situación crítica.

Incluso los negocios más pequeños, que tienen entre 1 y 20 empleados, no pueden quedarse atrás.

En la Cámara de Comercio Hispana de Illinois (IHCC) estamos convencidos que hay que planear con perspectiva.

Algo que nos ha demostrado esta cuarentena tan atípica que vivimos, es que los negocios que se están adaptando más rápido para sobrevivir a la crisis son las que ya tenían un plan de digitalización. Es decir: quienes se anticiparon, están ganando mucho dinero.

El comportamiento de los negocios en este momento no es normal. Los ingresos son afectados y crear eficiencias operativas se convierte en una prioridad.

La columna vertebral en la transformación digital es cómo implementar operaciones con base en tecnología sobre las que puedan adaptar su uso según las necesidades de ventas y atención a clientes.

¿Quieres ejemplos?

  • Los bancos monitorean y dan soporte a distancia con sistemas en la nube.
  • Las tiendas de tecnología en línea agregaron a su catálogo la venta productos de supermercado.
  • Los propios supermercados enfocan sus esfuerzos en estos días en atender pedidos en línea desde apps móviles.

Tener sistemas digitalizados permitió a muchas empresas una integración total de los procesos logísticos en planta mediante dispositivos móviles, lo que ayuda a mejorar el control de stock en tiempo real y reducir 25 por ciento el tiempo de preparación de un pedido.

La digitalización permite continuar con el negocio con nuevos enfoques y reducción de costos, pues las oficinas pueden ser prescindibles al usar los empleados su propia infraestructura desde casa.

La tecnología se enfoca en generar ingresos y ahorros, así como reducir riesgos informáticos, que también son ahorros. El hecho de que la gente trabaje de su casa con redes privadas virtuales está ahorrando a empresas gastos relacionados como renta del edificio, consumo de agua y de energía eléctrica, todo ello bajará dramáticamente porque la gente no está en la oficina.

Sin importar el tipo o tamaño de empresa, las tecnologías se adaptan a cada negocio, incluso con capacidades bajo demanda para que paguen sólo cuando requieran de mayor capacidad.

El futuro ya no es lo que era

Un viejo proverbio advierte: Hay décadas en las que no pasa nada, y semanas en las que pasan décadas. La frase, refiere de manera precisa lo que hoy vivimos.

Hace un año el mundo era otro. Nuestras perspectivas, profesionales y personales, eran distintas. La pandemia nos cambió todo.

La normalidad que conocimos ya no regresará. Lo que vivimos no se trata de un paréntesis que se vaya a cerrar en un cierto tiempo para regresar a un ambiente semejante a lo que vivíamos en el pasado.

Cuando terminemos el confinamiento saldremos a otro mundo; trabajaremos en otro ambiente; nuestras empresas habrán cambiado.

#NoEstásSolo

Toda empresa necesita identificar los cambios presentes y futuros de su entorno. En el corto plazo requieren concentrarse en sobrevivir y resistir. En el mediano plazo necesitan hacer una completa reingeniería de su organización, de sus giros, de sus procedimientos.

En este mundo cambiante, el reto es adaptarse, en todos los ámbitos.

Quienes sí lo hagan, serán las especies dominantes del futuro.

En la IHCC nos anticipamos y ya estamos trabajando para enseñarle a los pequeños negocios el camino más fácil hacia su reestructuración. Nuestro compromiso es no dejarlos solos y apoyarlos con educación permanente, de manera que tengan el conocimiento para adaptarse a los cambios que impondrá la nueva realidad.

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