Las cifras de desempleo no reflejan la realidad. No importa si “oficialmente” hay 1%, 6% o 10% de desempleo en Illinois. La realidad es que si uno visita una fábrica, un restaurante, una bodega, los dueños repiten lo mismo: “NECESITAMOS GENTE… y la necesitamos ya!”
Hasta hace 3 o 4 años había suficiente mano de obra para satisfacer la demanda. Pero la realidad es que la falta de trabajadores no especializados es el gran problema que enfrentará nuestra economía en los próximos 20 años.
Las economías son cíclicas y muchos problemas se repiten. Pero también es cierto que la pandemia ha impuesto una nueva era en la que surgen nuevos problemas que, les guste o no les guste a algunos en Washington DC o en Springfield, necesitan resolverse por la vía legislativa. Y nuestra comunidad hispana de negocios tiene mucho que aportar para que la fuerza de trabajo acompañe el ritmo de crecimiento de la economía.
El franquiciatario de un McDonalds en Tennesse fue noticia nacional cuando puso un letrero a la entrada del local advirtiendo sobre las demoras en las entregas de los pedidos en el servicio del AutoMac ante la falta de personal: “Tenemos poco personal. Tenga paciencia con los empleados que se presentaron a trabajar. Nadie quiere trabajar”. Alguien subió un video del letrero y obviamente se hizo viral.
A medida que la vida está volviendo a una relativa normalidad tras las restricciones de la pandemia de la Covid-19, con cada vez más gente vacunada, muchos restaurantes están teniendo problemas para contratar trabajadores.
En Chicago conozco a decenas de dueños de pequeños negocios que se lamentan por haberse visto obligados a cerrar su negocio, o a limitar su operación, hasta encontrar gente dispuesta a trabajar.
No creo tampoco que el único problema sea que muchas personas prefieren recibir la ayuda económica del Gobierno. Miles de trabajadores del sector turístico y gastronómico se alejaron de sus trabajos durante la pandemia. Se reconvirtieron y ahora ya no quieren regresar. La Asociación Nacional de Restaurantes de Estados Unidos advirtió que, en todo el país, más de 110.000 establecimientos se han visto obligados a cerrar sus puertas o limitar sus operaciones de manera definitiva por la situación.
Lo peor que podemos hacer es quedarnos de brazos cruzados. Criticar sin hacer nada al respecto no tiene sentido. Muchos empresarios advierten el problema, pero no están presionando lo suficiente a los legisladores de sus distritos para hacerles saber que este es un problema que amenaza la existencia de sus propios negocios.
Una solución es extender el programa de visa H-2B que originalmente fue creado para para trabajadores temporales, no agrícolas. Actualmente este tipo de visa se concede muy pocas veces y casi nunca es renovada. Un restaurante de Chicago no puede traer dos parrilleros de México, entrenarlos y luego a los seis meses decirles que se vuelvan para nunca más regresar. Eso no tiene sentido.
La legislación que regula las visas fue hecha hace décadas y nunca ha sido bien aplicada. Ningún ciudadano americano quiere hacer ese trabajo. Hay cada vez más restaurantes que no pueden abrir para el desayuno o extender su horario en la noche porque no hay personal. Y si no permitimos que la gente venga a hacerlos, con los papeles en regla, las economías locales se verán muy afectadas.
Es muy fácil criticar. Pero necesitamos sentarnos en la mesa a tomar acción. Si no seguiremos quejándonos de la falta de mano de obra y el crecimiento de nuestros negocios seguirá siendo limitado. La Cámara de Comercio Hispana de Illinois (IHCC) está aquí para ayudar. Queremos ser parte de la solución.